viernes, 8 de febrero de 2013

MAGALY SILVA, LA REYNA DE LOS TAMALES


Lleva el sabor y la tradición en sus manos. Su bisabuela, su abuela y su madre fueron tamaleras a mucho orgullo. Ella no quiso seguir la tradición familiar, quiso ser cosmetóloga, pero tuvo que abandonar sus sueños para cumplir la promesa que le hizo a su madre en su lecho de muerte. Hoy es considerada la REYNA DE LOS TAMALES, un título que le ha costado mucho sacrificio. 




Su madre Felicia Cordero era una mujer luchadora y dura, que tenía que sacar adelante a toda su familia con el arte de sus manos. En esos años la la vida era dura, por eso casi no tenía tiempo para engreír a sus hijos, más importante era que no les faltara nada. Magaly Silva, a los 6 años, debe separarse de su madre y sus hermanos debido a que su hermano menor tenía  polio y en ese entonces se creía que era contagioso. Se fue a vivir con unas monjas donde aprendió a leer y escribir. Los dos años con las monjas le sirvieron para comprender lo que es la necesidad y la dureza del trabajo de su madre. Por eso, al volver a casa, se esforzó en ayudar a mamá y aprender la receta familiar del  tamal de pollo y chancho, herencia de su bisabuela. 



Desde entonces, cada madrugada  acompañaba  a su madre a cargar su canasta de tamales desde su casa en Comas hasta la cuadra 5 de la Av. Tarapacá en el Rímac. Cada sábado y domingo, antes de las 6 de la mañana, la pequeña Magaly despertaba a sus vecinos con su grito potente y melodioso “¡Tamales, llegaron los ricos tamales...tamales calientitos...!”.  Su grito se convirtió en una tradición todos los fines de semana.

Al pasar de los años, la adolescente Magaly anhela ser algo más que una tamalera. Entiende que debe hacer algo diferente para progresar en la vida, por lo que decide dejar el negocio familiar para estudiar cosmetología.  Pero el destino ya le tenía trazado su destino: su madre enferma y en su lecho de muerte  le pide seguir con la tradición, convencida que su “Magy” es la única de su familia que ha heredado el arte de hacer tamales.  


 Con tan sólo 19 años y la tristeza de haber perdido a su madre y con la responsabilidad de mantener a su familia;  Magaly decide convertirse en una mujer y se echa el negocio familiar encima, pero dándole su toque especial:

A los clásicos tamales que aprendió de su madre, creó un tamal de pulpa de cangrejo que la hizo conocida y fue el inicio de su éxito.  A pesar de la gran demanda del nuevo tamal, decide seguir arriesgándose y realiza más combinaciones de sabor y tamaño. Fue la primera en lanzar el tamal de maíz morado, además de recuperar la receta del tamalito verde. También empezó a revalorar las humitas, presentando distintas variedades para los paladares más exigentes. A todo esto le suma una cadena de distribución a través de taxistas que recorren, cada fin de semana ,distritos como Los Olivos, Callao, Miraflores, Jesús María, San Isidro y La Molina para llevar los deliciosos tamales de Magaly Silva a las más variadas mesas. 


A pesar del éxito alcanzado, el destino le puso más retos en su vida: le diagnostican una enfermedad terminal y le dicen que debe abortar al bebé que lleva en su vientre. Cómo toda mujer luchadora Magaly le hace frente al destino y decide tomar las riendas de su vida.  Junto a su esposo Héctor deciden llevar el embarazo adelante y seguir trabajando más duro...y como la vida premia a los luchadores, Magaly recogió los frutos de su esfuerzo: Ahora es una orgullosa madre, su mayor triunfo.  Génesis, su hija, significó un nuevo inicio en su vida y es quien le impulsa a seguir adelante. Le gusta la cocina y no sería extraño que siga la tradición familiar.



Su fama ha trascendido nuestras fronteras: viajó a Colombia a una feria gastronómica y el Presidente Alvaro Uribe y la Primera Dama se rindieron al sabor de sus tamales y su ají de gallina. Ha empezado a exportar sus tamales a Estados Unidos, España, Francia y Alemania, donde sus tamales cautivan a la comunidad peruana y latinoamericana.

Ha participado en Mistura desde su inicio, ganando el AJI DE PLATA en el año 2010. Además es una de las participantes con mayor cantidad de ventas, llegando a vender diariamente más de 10 mil tamales. Innovadora y creativa, el 2011 presentó el TAMAL DE CUY, el TAMAL DE CARAPULCRA y el TAMAL DE CHICHARRON, convirtiéndose en un éxito de ventas y de cobertura periodística. Este año presentará en INVITA PERÚ el TAMAL DE QUINUA Y ALPACA que ya se degustó en Cusco.


Ella considera que el éxito de su empresa se debe al apoyo de su esposo Héctor Trujillo y a sus jóvenes colaboradores, a quienes a capacitado y enseñado sus secretos con todo su amor, como si fueran sus hijos.
A pesar del éxito y la fama, cada fin de semana encontrará a Magaly Silva en la esquina de la cuadra 5 de la Av. Tarapacá en el Rímac, vendiendo sonriente sus deliciosos tamales. Para Magaly “Los tamales tradicionales tienen el valor de las artesanías, pues llevan el cariño de las tamaleras...hacer tamales es como hacer el amor".